¡Rico pastel de átomos!

 Imaginad que estáis cortando un pastel. Tenemos que hacer los trozos muy pequeñitos, para que podamos comer todas y todos. Pero... ¿hasta cuándo podemos cortar? ¿Podríamos seguir cortando trozos tan pequeñitos hasta el infinito? ¿O llegaría un momento en que ya no podríamos cortar más?


Los antiguos griegos pensaron que se podía "cortar" la materia en trozos muy pequeños, pero que llegaría un momento en que ya no se pudiera cortar más. A estos trozos diminutos los llamaron átomos, que en griego significa indivisible.

Actualmente sabemos que los átomos están compuestos por más partículas que son aún más pequeñas. Esto es un átomo:


Es muy bonito, ¿verdad? Lo que vemos en el centro se llama núcleo, y está formado por protones y neutrones. Las pequeñas partículas que orbitan alrededor se llaman electrones, y no paran de moverse. Son tan traviesas y movidas que sería imposible saber exactamente en qué punto están. Si pudiéramos mirar a los electrones por un microscopio, parecería que supieran que las estamos mirando, y tratarían de esconderse y engañarnos. Y es que, a estas escalas tan pequeñitas, las cosas funcionan de forma muy diferente a lo que estamos acostumbrados en el mundo macroscópico.

El átomo que vemos en la imagen es una representación, pero en realidad, los átomos son bien distintos. ¿Te gustaría ver átomos de verdad? Puedes hacerlo aquí.

Los átomos están compuestos también por otras partículas, como los quarks. Pero eso lo vamos a dejar para otro día.

Seguramente os estaréis preguntado... ¿Qué ha pasado con el pastel? Pues el pastel es la materia, y como todo es materia, incluso nosotras y nosotros, sí, ¡somos un rico pastel de átomos! 

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